Networking: cómo gestionar tu capital relacional

MarÍa Pizzuto, Socia Directora Reskilling

Aristóteles decía que “el hombre es un ser social por naturaleza” pero, ¿qué entendemos hoy en día por ser social? En un entorno cambiante en que el conocer gente está siendo sustituido por peticiones de contacto en redes sociales y el salir a tomar un café, por un Like, desde Reskilling nos hemos planteado hasta qué punto es importante trabajar el capital relacional y, sobre todo, qué entendemos por el mismo y cómo solemos gestionarlo. De todo esto hablamos en la presentación de nuestro Primer Estudio sobre Usos y Hábitos del Networking, el pasado día 11 de julio en ImpactHub Madrid.

Una de las principales conclusiones del Estudio es que hay una clara tendencia a equiparar networking con LinkedIn. Ante esto, Antonio González (Director de ImpactHub Madrid) remarcaba que “el capital relacional requiere de una experiencia vital que en ningún caso puede ser sustituida por un like”. A lo que Andrés Ortega (Head of Talent and Learning en ING) añadía que “las redes potencian las relaciones, pero hay que tener una base”. Y es que ambos coinciden en que no se pueden confundir redes sociales -que son una herramienta- con la construcción de la red personal de contactos.

En este contexto, González hablaba de que debemos hacer un “proceso de cualificación” para empezar a ser conscientes de que lo realmente importante no es la cantidad sino la calidad de nuestros contactos. Desde la experiencia de Reskilling, María Pizzuto, socia directora, planteaba la realidad del día a día de las personas con que trabajamos: cuentan con redes de contacto más o menos amplias, pero en general muy poco cuidadas y, por tanto, de escasa utilidad. Nuestra red de contactos no es algo que está ahí, sino algo que hay que trabajar y a la que, como añadía Javier Cantera, Presidente de Grupo Blc, deberíamos de ser capaces de ponerles cara.

Según Ortega, la clave para ello está en tener claro cuáles son nuestros objetivos -y en base a ello seleccionar dónde estar para posicionarnos (tanto en redes como a través de eventos, etc.)- y aportar valor. Como remarca el Estudio, el capital relacional es un concepto que se traduce en un win-win, en un intercambio del que se obtienen sinergias, y nunca en un take it, (como estrategia para potenciar el intercambio).

Pero, ¿cuál es la perspectiva que las empresas tienen del networking? ¿Deberían potenciar ese capital relacional? Ante esta cuestión, Ana Bujaldón (Presidenta de FEDEPE), apoyaba a sus compañeros de mesa en que el networking interno está ahí e incidía en que “mejora la productividad”. No obstante, planteaba la cuestión sobre dónde están los límites. Los empleados son la cara visible de las empresas y la gestión que hacen de su networking se convierte en imagen de marca. Por tanto, como resaltaba Ortega, “no facilitar el desarrollo y formación de ese capital relacional desde dentro puede suponer un elevado coste de oportunidad”.

Antonio González remarcaba que hay puntos en el organigrama en los que es preciso impulsar este capital relacional y otros en los que, al menos, la empresa debe ser permisiva. Pero impulsar no significa obligar. En este sentido sentenciaba que “hay que dejar un espacio a la identidad personal” y respetar a quienes por cuestiones de tiempo, de personalidad… no quieran potenciar este ámbito relacional. A lo que Ortega añade que “cuando se hace algo, hay que hacerlo bien, de lo contrario puede ser contraproducente”.

Abiertos todos estos puntos de debate, y una vez vistos los datos que arroja el Estudio, la pregunta que desde Reskilling nos planteamos es: si no fomentamos nuestra capacidad relacional en un contexto cada vez más tecnológico, ¿cuál va a ser nuestra aportación de valor? Seguiremos hablando de ello.

 

Si deseas recibir información ampliada de nuestro Estudio, puedes ponerte en contacto con nosotros a través de: marketing2@grupoblc.com

 

MarÍa Pizzuto, Socia Directora Reskilling

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